Domingo de ramos y la “bendición de las palmas”

El Domingo de Ramos, una festividad significativa en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén antes de su pasión, muerte y resurrección.

Este día marca el cierre de la cuaresma, un período de cuarenta días de preparación espiritual, y da inicio a la Semana Santa, en la que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

A diferencia de otras celebraciones religiosas, el Domingo de Ramos no tiene una fecha fija en el calendario, sino que varía cada año y coincide con el domingo anterior a la Pascua. También conocido como el Domingo de Pasión, durante la liturgia de este día se lee la narración de la pasión de Cristo, recordando los eventos que llevaron a su crucifixión. Una tradición emblemática de este día es la bendición de las palmas por parte del sacerdote, quienes las rocía con agua bendita antes de llevar a cabo una procesión hacia el templo.

Este gesto simboliza la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde los fieles acompañan al sacerdote agitando las palmas y entonando fervientes “¡Hosanna!”, recreando así el recibimiento que le dieron los niños hebreos al Señor.

Un detalle curioso es que las palmas bendecidas en este día son guardadas durante todo un año para luego ser quemadas y convertidas en las cenizas utilizadas en la celebración del Miércoles de Ceniza, marcando así el inicio de la Cuaresma en el siguiente ciclo litúrgico.

El Domingo de Ramos es una festividad cargada de simbolismo y significado para los creyentes, marcando el comienzo de una semana de reflexión y recogimiento en preparación para la celebración de la Pascua y la resurrección de Jesucristo.