Las disidencias de las FARC siembran el terror en Cauca y Valle del Cauca
Una ola de ataques con explosivos sacude el suroeste de Colombia, sembrando zozobra y poniendo en jaque la política de “paz total” del presidente Gustavo Petro. Las disidencias del Estado Mayor Central (EMC) de las FARC, inconformes con la suspensión del cese al fuego, intensifican sus acciones violentas en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca.
Jamundí, municipio del Valle del Cauca, se ha convertido en el epicentro de la violencia. En las últimas dos semanas, tres atentados con motocicletas bomba han dejado a más de siete personas heridas. El EMC, bajo el mando de alias “Iván Mordisco”, busca presionar al gobierno para retomar las negociaciones.
Expertos como Javier Rincón, director del Centro de Estudios en Derecho Militar de la Universidad Javeriana, advierten que estos ataques forman parte de una estrategia deliberada: “Es una presión para demostrar que mandan en la región y que el gobierno debe tenerlos en cuenta en la mesa de diálogo”.
La violencia ha generado duras críticas a la política de Petro, especialmente por parte de la oposición. La senadora María Fernanda Cabal cuestiona en redes sociales: “Petro habla de paz en Europa mientras los terroristas siguen matando. ¿Cuál paz?”.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha sido tajante: “No se renovará el cese al fuego con el EMC”. Sin embargo, Juan Ugarriza, profesor de la Universidad del Rosario, critica la falta de una “estrategia de paz” por parte del gobierno: “La ausencia de un plan real no incentiva a estos grupos a abandonar el conflicto”.
Ugarriza propone desatarle las manos a la fuerza pública y aumentar la presión militar. “La acción militar no es contraria a la paz, es necesaria para que esta ocurra”, afirma. El Ejército ya ha desplegado tropas con experiencia en operaciones urbanas y rurales en las zonas más afectadas por el EMC.
La escalada de violencia en Cauca y Valle del Cauca pone a prueba la viabilidad de la paz total de Petro. El gobierno se enfrenta al reto de encontrar un equilibrio entre el diálogo y la acción militar para desarticular a las disidencias de las FARC y restaurar la seguridad en las regiones azotadas por la violencia.
